«En memoria de una cabeza excepcional que dedicó interés a México»
El popular fallo de 20 de diciembre de 1994 quedó registrado en la narración de las crisis de todo el mundo de los últimos tiempos, en el momento en que México puso a tremer el sistema de finanzas en todo el mundo. Ese día mortal marcaba el objetivo de la era de reformas profundas en el país, pero asimismo el comienzo de un nuevo período de crisis financieras y económicas internacionalmente, que arrastró a zonas terminadas como Asia y el resto de América Latina en la segunda mitad de la década de los 90.
El asimismo llamado «efecto tequila», que marcó el colapso de los sistemas de género de cambio fijo y semifijo en todo el mundo, produjo un nuevo enfrentamiento y también indagaciones en el estudio de las crisis financieras y los sistemas de alarma temprana. Entonces, un Premio Nobel tuvo la gentileza de dedicarle atención y también interés a la crisis mexicana de 1995.
Hacia mediados de 1995, en la mitad de la profunda recesión causada por la llamada crisis del peso mexicano, Lawrence Klein Premio Nobel de Economía y un servidor vaticinamos que el ajuste económico solo duraría un año y que la economía mexicana volvería a un desarrollo robusto en 1996 Esta fue una mucho más de las atinadas conjeturas creadas por la excepcional cabeza de Lawrence Klein, que murió el pasado fin de semana en su vivienda de los suburbios de Filadelfia.
El enorme profesor y guía de cientos y cientos de economistas en el mundo entero siempre y en todo momento tuvo un particular interés y aprecio por México, si bien fueron escasos los alumnos mexicanos que vieron estampada la firma del dr. Klein en sus proposición doctorales. Una exhibe de su interés por México quedó plasmada en el producto que publicó en el mes de mayo de 1995 sobre su predicción sobre la economía mexicana a causa de la crisis del peso causada por el popular “fallo de diciembre”.
En el producto inicialmente anunciado en inglés en el Open Economies Review y reimpreso en castellano por el Centro Lucas Alamán, el dr. Klein ha dicho: “Basados en varias diferencias y semejanzas entre la crisis mexicana de hoy (1995) y la crisis de 1982-1983, podemos aguardar que la economía mexicana experimente un ajuste mucho más veloz y menos severo, que deje reanudar la trayectoria de desarrollo de forma rápida sostenido. Según nuestras estimaciones de desarrollo económico y balanza comercial, la economía mexicana podría ser con la capacidad de remover el desequilibrio de afuera y regresar a una restauración en 1996, tras la etapa de recesión generada por el desarrollo de ajuste en 1995” .
La verdad económica mexicana confirmó la predicción de Klein en el momento en que tras la profunda contracción de sobra de 6% en 1995, el desarrollo rebotó el 5.5% en 1996. Klein apoyaba su predicción en múltiples causantes entre aquéllos que citaba: ajuste económico veloz y al fin y al cabo en 1995, cambios estructurales introducidos (entre ellos el reciente TLCAN), políticas públicas firmes, enorme acompañamiento financiero estadounidense y de los organismos de todo el mundo. Todo lo mencionado le dejaba asegurar: «…la novedosa aptitud de restauración de la economía mexicana en el contexto de hoy recortará de manera significativa el tiempo de duración del desarrollo de ajuste».
Mucho más aún se atrevió a predecir que tras lograr el punto mínimo de contracción, la economía volvería a un camino de desarrollo expansivo en el que la inversión se aceleraría mucho más que el consumo y que las exportaciones le dejarían al país producir un superávit comercial que asistiría a achicar la dependencia del país hacia el capital de afuera. Increíblemente, la economía alcanzó su punto mínimo en el segundo período de tres meses de 1995 (en términos desestacionalizados) y comenzó a volver como estaba hacia la segunda mitad del año. De esta manera, la economía mexicana solo reportó 2 trimestres de profundo desarrollo negativo, una recesión corta que dio toda la razón al vaticinio de Klein.
Lo asombroso es que México ciertamente no solo logró achicar la dependencia de la financiación externa, como Klein lo había pensado, sino aun ha podido abonar con mucha anticipación la asistencia financiera recibida del exterior merced al fuerte repunte de las exportaciones. Por su lado, la inversión fija alcanzó su máximo histórico hacia 2000 como proporción del PIB, algo que Klein ahora había enfatizado.
Klein, una cabeza excepcional entre las mucho más refulgentes, tuvo la enorme gentileza de dedicar atención al pequeño pero atrayente vecino del sur.
¡Duerma bien en paz!
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